Bach, Inteligencia Artificial e Inmobiliarias
La IA y el impacto en las profesiones
La inteligencia artificial está transformando muchas profesiones, optimizando procesos y reduciendo tareas repetitivas. Sin embargo, aunque la tecnología avanza, el criterio humano sigue siendo irremplazable.
• Abogados: la IA ya revisa contratos, analiza jurisprudencia y hasta predice fallos, pero sigue siendo indispensable la estrategia legal humana.
• Contadores: los softwares pueden hacer conciliaciones bancarias y detectar fraudes, pero la planificación fiscal y la interpretación de datos requieren experiencia.
• Periodistas: la IA genera noticias y reportes financieros, pero la investigación profunda y el análisis siguen dependiendo de la mirada humana.
• Analistas de inversiones: los algoritmos de trading procesan millones de datos, pero la gestión del riesgo y la visión a largo plazo aún requieren inteligencia humana.
El sector inmobiliario no es ajeno a esta transformación. Los algoritmos de tasación, el análisis de datos y la automatización de anuncios han cambiado la forma de operar en el mercado. Pero confiar solo en la IA sería un error.
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El Caso Bach
Durante los siglos XVII y XVIII, Johann Sebastian Bach estudió las métricas de diferentes formas musicales. Hasta ese momento, la música existía como una expresión artística rica, pero sin una estructura completamente definida. Había belleza, pero también cierto caos en la manera en que se componía e interpretaba.
Bach trajo orden a ese mundo. Refinó las reglas de la armonía, sistematizó la composición y estableció estructuras formales que aún hoy son la base de la música occidental.
Si la inteligencia artificial hubiera existido en su época, tal vez gran parte de sus estudios se habrían acelerado, facilitando el análisis de patrones y la generación de estructuras armónicas. Sin embargo, el arte y el legado que nos dejó son irremplazables. No fue solo un trabajo técnico; fue una revolución que transformó la música en un lenguaje universal.
No es casualidad que, poco tiempo después, haya surgido otro superhombre de la composición: Wolfgang Amadeus Mozart. Su genialidad floreció sobre los cimientos que Bach había construido, llevando la música a nuevas alturas. Es una muestra de que la técnica puede ser una herramienta, pero la verdadera innovación nace del talento humano y de la capacidad de ver más allá de los números.
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El Caso de las Inmobiliarias
Durante años, el oficio inmobiliario se basó en la experiencia y la intuición. El valor de un buen comercial radicaba en su capacidad para negociar, en su percepción del cliente y en su instinto para detectar oportunidades. Incluso, se le atribuía casi un estatus artístico.
Hoy, la profesión debe evolucionar. Si Bach tomó la técnica y la convirtió en arte, en el sector inmobiliario el camino debe ser inverso: partir del arte de negociar para incorporar cada vez más herramientas técnicas que aporten mayor precisión y profesionalismo.
Tal como analizamos en un artículo anterior: “Subir la vara o el reflejo del baño”, nos hemos transformado en autómatas inmobiliarios. Un sector que históricamente se basó en la intuición y la percepción, hoy se encuentra atrapado en la repetición de procesos automatizados sin un análisis profundo detrás.
Porque la IA puede calcular un valor, pero no puede ver. Puede analizar datos, pero no puede interpretar. Puede mapear un mercado, pero no puede percibir.
Un algoritmo puede estimar un precio, pero no puede notar cómo la luz entra en una casa o cómo el entorno afecta la sensación de un espacio. Puede medir la superficie de un terreno, pero no puede captar su pendiente exacta ni imaginar el sonido del viento en ese lugar. Tampoco puede detectar una filtración o cualquier otro problema técnico que solo nuestros sentidos pueden percibir.
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Los desafíos del presente: señales de cambio
Las plataformas digitales que publican propiedades bajo la modalidad “dueño vende”, junto con la creciente influencia de la inteligencia artificial, no son fantasmas que amenazan la profesión, sino advertencias de lo que debemos corregir rápidamente.
Cuando un propietario elige vender sin intermediarios, o cuando un comprador confía más en un algoritmo que en un profesional, el problema no está en la tecnología, sino en cómo hemos dejado de diferenciarnos.
¿Hasta qué punto hemos llegado cuando todas las inmobiliarias dicen lo mismo? Misión, visión, valores, compromiso, transparencia. Palabras que se repiten sin peso real. Pero, si todos prometen lo mismo, ¿qué sentido tiene repetirlo?
Además, nos pasamos hablando de nosotros en vez de hablar de lo realmente importante: los inmuebles. Se pierde el eje en frases hechas sobre quiénes somos y se deja de lado lo que realmente interesa a compradores y vendedores: las particularidades de cada propiedad, su historia, su valor real, lo que la hace única.
Y a esto se suma otro problema: la automatización sin criterio. Visitamos páginas inmobiliarias y nos reciben chats automáticos con frases genéricas:
”¡Hola! ¿Te ayudo con algo?”
”¿Buscas comprar, vender o alquilar?”
“Dejanos tu consulta y un asesor se comunicará contigo.”
Pero cuando el usuario responde, muchas veces nadie contesta o la respuesta es un mensaje predefinido sin información útil. En lugar de ayudar, estos sistemas generan frustración y refuerzan la idea de que todo está automatizado, pero nada está realmente atendido.
Lo mismo ocurre con las ventanas emergentes, que aparecen apenas ingresamos a una web. Ya nadie las visualiza, se cierran automáticamente o se ignoran. En lugar de aportar información valiosa, solo interrumpen la experiencia del usuario, sacándolo de foco y generando una barrera innecesaria en la navegación.
La tecnología debe servir para mejorar la experiencia del cliente, no para crear una ilusión de contacto humano que termina siendo decepcionante. Si la IA y los algoritmos no pueden ver, percibir ni interpretar, mucho menos puede hacerlo un chatbot con respuestas vacías.
No podemos ignorar estas señales. Adaptarse no es opcional, es la única manera de evolucionar y seguir siendo relevantes.
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Ir más allá de los algoritmos
La comercialización de un inmueble debe volverse un proceso más artesanal, donde cada propiedad sea evaluada más allá de las métricas. Un informe técnico, una real tasación y plasmas las sensaciones que transmiten ciertos mercados emergentes, incorporan soluciones integrales que unifican aspectos técnicos y estratégicos, y muchos otros detalles intangibles que solo la experiencia y la percepción humana pueden interpretar.
Comprar o vender una propiedad no es solo una transacción financiera: es una decisión profundamente humana.
Nota final: La imagen fue generada por IA. El mal gusto también.