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Historia urbana, pies castellanos y el ladrillo invisible de Buenos Aires.

¿Por qué las cuadras miden 100 metros y los terrenos 8,66?

En una ciudad que se mueve rápido, pocas cosas parecen tan estables como la medida de una cuadra o el ancho clásico de un terreno. Pero… ¿alguna vez te preguntaste de dónde vienen esas dimensiones?

Las cuadras no siempre midieron 100 metros

Durante la época colonial, cuando Buenos Aires se fundó en 1580, se usaban varas y pies castellanos como unidad de medida. En ese entonces, las manzanas o cuadras se trazaban de 150 varas por lado, es decir: aproximadamente 125 metros por cuadra.

Pero en 1863, Argentina adoptó el sistema métrico decimal y, con la expansión urbana de fines del siglo XIX y principios del XX, se empezó a trazar la ciudad moderna con cuadras de exactamente 100 metros.

¿Por qué?

– Porque 10 cuadras equivalen a 1 kilómetro

– Porque era más fácil organizar numeraciones y mensuras

– Porque Buenos Aires empezaba a pensarse como una ciudad del siglo XX

Desde entonces, las nuevas urbanizaciones se ajustaron a esa lógica decimal, y así nacieron las cuadras que hoy caminamos.

El mítico 8,66: el ancho de la ciudad

¿Y los terrenos? ¿Por qué tantos tienen exactamente 8,66 metros de frente?

Porque esa medida es la traducción al sistema métrico de los 28 pies castellanos, una unidad que dominaba en los planos coloniales.

28 pies castellanos equivalen aproximadamente a 8,66 metros.

Pero no solo el frente tiene lógica: el fondo también.

Muchas manzanas fueron diseñadas para dividirse en dos mitades, una desde cada calle, lo que dio como resultado terrenos típicos de 8,66 metros de frente por 43,30 metros de fondo. Esa medida, que todavía se repite en miles de parcelas del tejido porteño, se basa en la división natural de una cuadra de 100 metros en dos fondos y un pulmón de manzana central.

Esta proporción se mantuvo por siglos, y al día de hoy sigue siendo el ladrillo base del tejido urbano porteño. Es el módulo a partir del cual se subdividen manzanas, se calculan FOT, se diseñan PH y se proyectan nuevas obras.

Una ciudad medida con memoria

Entonces, cuando caminás una cuadra de 100 metros o tasás un terreno de 8,66 por 43,30, no estás viendo una medida cualquiera: estás pisando capas de historia, decisiones técnicas, sistemas traídos de Europa y traducidos por generaciones de agrimensores y arquitectos argentinos.

¿Y qué era una vara?

La palabra vara viene del latín “varus”, que significaba rama o palo. En el español antiguo pasó a usarse para designar una barra rígida de medición, muchas veces ligada a la autoridad: vara de justicia, vara de mando, vara oficial.

No había una medida universal: cada región podía tener su propia vara. Pero en el caso de Buenos Aires, se usó la vara castellana, que medía aproximadamente 0,8359 metros. Así, una cuadra de 150 varas equivalía a unos 125 metros. Con la llegada del sistema métrico, la vara desapareció de la mensura moderna, pero dejó su huella en la traza de la ciudad.

¿Y por qué se llamaba “pie”?

El pie castellano fue una unidad oficial en España durante siglos. Medía aproximadamente 0,2786 metros y formaba parte del sistema de medidas que España usaba tanto en la península como en sus colonias. De allí vino directamente a América.

Se llamaba así porque, como muchas unidades antiguas, estaba basada en el cuerpo humano. El pie era, literalmente, la medida del pie masculino promedio. Así como también existían el “codo” (distancia del codo a la punta de los dedos), la “pulgada” (la anchura del pulgar) o la “braza” (la envergadura de los brazos extendidos).

En el Reino Unido y Estados Unidos aún se usa el pie inglés, que mide un poco más: 0,3048 metros. Pero el pie castellano, más corto, fue el que moldeó la base de nuestras ciudades coloniales.

¿Y de dónde viene la palabra “cuadra”?

La palabra cuadra viene del latín “quadra”, que significa cuadrado o bloque. En el urbanismo colonial, se utilizaba para nombrar el espacio cuadrado delimitado por calles: lo que hoy llamamos manzana. Con el tiempo, su uso se amplió para referirse también al tramo recto entre dos esquinas, es decir, a la distancia que uno camina entre intersecciones.

En muchas ciudades de América Latina, “cuadra” puede referirse tanto al bloque completo como al trayecto entre dos calles. En Buenos Aires, usamos el término con naturalidad, sin pensar que su origen está en una visión cuadrada y ordenada de cómo debía construirse una ciudad desde cero.

Las cuadras coloniales que aún existen

Aunque hoy la mayoría de las cuadras miden 100 metros, en el casco histórico de la ciudad todavía hay manzanas con medidas coloniales. En barrios como Monserrat, San Telmo, Balvanera o Barracas, algunas cuadras conservan su largo original, de entre 120 y 130 metros.

Estas zonas fueron trazadas antes de la adopción del sistema métrico, y aunque todo lo nuevo se construyó con la lógica decimal, lo antiguo quedó como testimonio vivo de otra forma de medir y pensar la ciudad.

¿Por qué nos importa en Faraoni?

Porque para entender una propiedad, hay que conocer su historia, su forma y su origen.

Vender metros cuadrados es una tarea técnica.

Interpretar la ciudad es un oficio.

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